El día de ayer, 27 de octubre de este año, se presentó en el Teatro Juárez de la ciudad de Guanajuato, en el marco del la 38a edición del Festival Internacional Cervantino, la presentación de uno de los ensambles de música antigua más interesantes y destacables de hoy en día: L’Arpeggiata al lado de uno de los contratenores más solicitados (sino es el que es el más) del momento (y favorito de éste blog, porqué no): el francés Philippe Jaroussky. La sola combinación de estos nombres emociona a más de uno.
Comienzo por el ensamble L’Arpeggiata, dirigido por Christina Pluhar quién además ejecuta la tiorba y la guitarra barroca. La reputación de esta agrupación como uno de los más activos en la difusión del repertorio renacentista fue casi palpable, con la maestría de sus miembros, cada uno en sus propios instrumentos, deleitando al público al ritmo de ciacconas, moriscas, etc.
L’Arpeggiata siempre se ha distinguido por hacer uso de la improvisación, tan típica de aquellos tiempos que con su esfuerzo logran traer ante nosotros, y aunque no faltaron los toques jazzísticos a los que suele recurrir (y que quizá a más de un purista le puede parecer desagradable), indudablemente las palmas dedicadas a todos ellos, han sido muy merecidas.
L’Arpeggiata se integra de la siguiente manera:
Christina Pluhar – Tiorba, guitarra barroca
Eero Palviaien – Archilaúd, guitarra barroca
Marcello Vitale – Guitarra batiente
Verónika Skuplik – Violín barroco
Doron Sherwin – Corneta
Margit Überllacker – Salterio
David Mayoral – Percusión
Haru Kitamika – Clavicébalo y órgano positivo
Ayer, su servidor pudo comprobar algo que intuía ya desde antes: además de un estupendo cantante, Philippe Jaroussky es un excelente músico y posee el carisma para ganarse al público, un carisma tan grande que ni los varios videos circulantes en internet logran hacer justicia a esa sencillez y empatía que logra para con su público, creando no solo un ambiente de intimidad, sino de cercanía con el prestigiado cantante.
Creo que existe muy poco que no se haya dicho de la voz de Jaroussky: voz hermosa, de una pureza perfecta, afinada en todo momento. Efectivamente, no es muy grande en cuanto a volumen, sin embargo, compensa dicho «defecto» (sí es que lo es) con una musicalidad innata, una comprensión absoluta del repertorio en su estilo (renacentista) y de lo que su voz puede hacer en él. Conviene recordar que esta música fue escrita, a manera general, durante el siglo XVII, dónde dichos divertimentos musicales no se construían para grandes masas (más bien, exclusivo de las cortes) y no existía una orquesta ni definida ni grande, por lo cual es comprensible que no haga uso de toda su voz.
El repertorio de acuerdo al programa impreso, es el siguiente, aunque con algunas modificaciones:
Monteverdi – Orfeo: Overture
Strozzi – L’Eraclito Amoroso *
Cazzati – Ciaconna
Sances – Preso l’onde tranquillo *
Improvisación – Tarantella napoletana
Monteverdi – Ohimé! Ch’io cado *
Bertali – Ciaconna
Vitale – Tarantella a Maria di Nardo
Kapsberger – L’Arpeggiata
Monteverdi – L’incoronazione di Poppea: Adagiati Poppea… Oblivion soave *
Melii – Despiegate, guancie amate *
Vitale – Moresca
Mealli – La Vinciolina
Monteverdi – Si dolce è’l tormento *
Monteverdi – Damigella, tutta bella *
Anonymous – Ninna, nanna *
Improvisación – Tarantella italiana
Monteverdi – Laudate Dominum *
Cada una de sus intervenciones fue braveada, al menos dónde era posible hacerlo, cuando no, solo bastaban los suspiros del público para dar a demostrar que su voz, su arte y la música habían entrado por sus oídos. Quizá también en algún lugar más profundo.
El público mexicano siempre se ha distinguido por ser muy caluroso y entregado, y en ésta ocasión no fue diferente, lo que hizo que los músicos y el cantante salieran a saludar en repetidas ocasiones, y que nos ofrecieran cuatro propinas, dos de ellas cantadas en un muy entendible español, lo que desató la euforia y el braveo del público a estos magníficos artistas.
Monteverdi – Ohimé! Ch’io cado *
Piazzolla – Los pájaros perdidos *
Gragnaniello – Ciaccona del Inferno e del Paradiso *
Hidalgo – El guapo *
Afortunadamente, las colaboraciones entre el contratenor y L’Arpeggiata son muy comunes. Han realizado dos placas (Teatro d’amore y Via Crucis) y cuando las agendas lo permiten, comparten el escenario, como podrá verse el día de mañana (29), cuando suban al prestigiado escenario del Carnegie Hall en Nueva York, lo que representa su última función juntos por este año.
Realmente me sorprende ver la aceptación y entusiasmo que genera éste tipo de espectáculos en el público mexicano, siempre habituado a las mismas cosas de siempre: Repertorio monótono (el Pucciverdi del que nunca salimos), mismos cantantes (son pocos los que destacan), etc. Sin afán de menospreciar, me parece que es hora de que el público mexicano reciba una oferta más variada en cuanto a repertorio, cantantes y orquestas o ensambles y no nos estanquemos en el repertorio de siempre. Sería interesante que los gestores culturales o aquellas personas que les corresponda encausaran sus esfuerzos por traer a más cantantes y ensambles de talla internacional, de todos los estilos que uno pueda imaginar. Aunque el favoritismo, el excesivo nacionalismo y la reducción de presupuesto dedicado a la cultura impiden que esto ocurra.